1. Como ocurre con las mujeres, nuestra perra también requiere de una importante mejora alimenticia durante el embarazo, con el fin de que los cachorros crezcan saludables mientras ella recibe todos los nutrientes que su estado requiere. Lo mejor si sospechas o sabes que tu perra está preñada. A partir de quinta semana de gestación, a la futura mamá se le acumula el trabajo. La perra no solo tiene que alimentarse ella, sino que debe ocuparse de nutrir a los pequeños embriones de cachorro que ya crecen en su interior. Y la ingesta de comida debe aumentar al ritmo que lo hacen los pequeños.
2. Debido a que la ingesta calórica de una perra preñada es mayor, lo más conveniente es agregar media ración más a su porción normal. Es decir si nuestra perra
normalmente consume una taza de pienso, por mencionar un ejemplo, durante el
embarazo deberás darle taza y media.
La perra preñada necesita proteínas extra y mucha energía para atravesar esta fase tan exigente. Para una hembra que espera cuatro cachorros, por ejemplo, la ingesta de comida debe incrementar un 5% cada semana. De esta forma, cuando el embarazo entre en su novena semana, la cantidad de alimento que requerirá la perra será alrededor de una cuarta parte más de lo que comía antes del embarazo.
3. Los cachorros que crecen en el interior del vientre materno engordan, y cada vez ocupan mayor espacio. En las últimas semanas de gestación el sitio en el interior del vientre materno es un bien escaso. Por ello, conviene alimentar a la madre con pequeñas raciones de comida, ofrecidas de forma frecuente.
La perra, además, no es ajena a esta sensación de aglomeración que experimenta su cuerpo, y es habitual que deje de comer. El apetito de la hembra puede incluso desaparecer durante la novena semana de embarazo, cuando se acerca el momento del parto de la perra.
4. Los suplementos nutricionales, vitaminas y minerales no suelen ser recomendables antes de la sexta semana de embarazo. Un aporte repentino de estas sustancias podría impulsar un crecimiento anormal de los embriones y un desarrollo exagerado de los futuros cachorros.
Los medicamentos, por su parte, deben evitarse durante todo el embarazo, ya pueden provocar problemas congénitos en los pequeños cachorros que crecen en el vientre materno. Antes de administrar medicinas a una perra gestante debe consultar con su veterinario.
5. Complementa su alimentación con una porción diaria de leche, tu perra lo agradecerá. Durante el embarazo es muy importante que el
animal esté correctamente hidratado, la leche ofrece nutrientes que le sentarán
muy bien. Además no debes olvidar que durante esta etapa, más
que nunca, tu perra debe contar con abundante agua fresca y siempre limpia para beber cuando sienta la
necesidad, la misma es necesaria para la gestación y la lactancia, ayudándola a
producir leche para sus cachorros.
6. La mayor parte del peso que gana una perra gestante se explica por la carga que aporta la placenta, un gran órgano que crece en el interior de su cuerpo para alimentar a los embriones.
Los futuros cachorros de perro que engordan sin descanso dentro de su cuerpo explican el resto de los kilos que coge la hembra durante el embarazo. Este repentino aumento de peso favorece que un anormal sobrepeso pueda pasar desapercibido.
La obesidad de la perra puede causar problemas durante el embarazo y el parto, por lo que conviene vigilar el peso de la futura madre durante toda la gestación. Conviene aumentar los controles de peso; y anotar el peso de la perra con regularidad.
7. Durante el embarazo y la lactancia cuida al máximo la
alimentación de tu perra, ofreciéndole una buena cantidad de alimento, una que
otra galleta especial para perros para premiarla por su comportamiento, mucho
líquido y por supuesto todo el cariño que ella se merece.
8. Ante cualquier duda, consulta siempre a tu veterinario.
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